Super Romina al rescate!!

Yo no sé por que siempre me pasan estas cosas a mi, pero lo cierto es que cada vez me pasan más seguido. Resulta que el viernes en la noche, mi mamá me pidió que la acompañara a la bodega a comprar un par de cosas. Yo no quería ir, pero como hija abnegada que soy, no podía dejar que fuera solita, así que me puse mis sandalias (esas como para ir a la playita) y la acompañé. Salimos de la casa y como siempre mi mamá cerró con llave la puerta, pero al hacerlo, la chapa hizo un ruido raro, por lo que nos asustó y al querer abrir la puerta de nuevo, ésta no abría! Resulta que la chapa se había atorado y por ende, no podíamos volver a entrar a la casa!

Mientras pensábamos que hacer, llegó mi vecino, el cual se ofreció a ayudarnos y nos dijo que fácil podíamos trepar el muro de la azotea y entrar por la puerta de la terraza. (yo vivo en un edificio en el tercer y cuarto piso….osea, mi depa es duplex ¿ok? Jaja y la parte de azotea que nos corresponde está justo encima de nuestro depa, por lo que mis papas cerraron ese ambiente y lo convirtieron en una sala de estar y terraza donde vive mi pequeña perrita de raza Bull Terrier). Cuando mi vecino se asomó por encima del muro para pasarse a mi terraza, recordó a mi simpática perrita, pero Bull Terrier de todos modos, que lo miraba firmemente y le enseñaba todos sus dientecitos mientras le gruñía, como si le dijera “Ven, baja nomás, aquí te espero para morderte”. Eso hizo que mi vecino se volteara y todo palteado me diga “Romina, alucina que tu la haces, no es taaan alto!” Ni modo, pes, me sacrifiqué por la familia, trepé la escalera y apenas mi perra me vio, dejó de gruñir y empezó a saltar y mover la cola, feliz de la vida la condenada. Me senté en el muro y cuando me volteé para bajar, quise apoyarme con el pie en la pared, pero como estaba con sandalias, me resbalé y caí, pero caí de pie y con estilo, como siempre!

Y nada, entré a la casa y bajé a abrirle la puerta a mi mamá. Como terminó mi hazaña? Pues con tres uñas rotas, raspones y moretones en los brazos, pero demostrando una vez más que en mi familia las mujeres somos independientes y no necesitamos a los hombres! (Bueno, para algunas cositas si. – Comentario de la rubia!).